miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Qué es una película literaria?






¿Que qué es una película literaria? Pues mire, señora, no lo sé. O por lo menos, no lo sé según sus pautas. Para empezar, habría que decidir de una vez por todas qué es literatura y qué es lo literario, y creo que después de un par de décadas de rayada mental al respecto, y del abandono de la cuestión —porque nadie llega a una conclusión—, no es plan de seguir buscándole la cola al gato con este asunto.

¿Que qué es una película literaria? Pues, según lo que cada uno considere literatura. No creo que el hecho de que la literatura y la metáfora aparezcan como tema principal haga de una película literaria. Tampoco creo que la estética del cine italiano sea, según sus ejemplos, literaria por definición. Incluso, dudo que alguien que no haya visto El cielo sobre Berlín tenga criterio alguno para decidir sobre películas literarias. Es más: considero que aquí se está confundiendo literariedad y poeticidad, cuando hay gente que ha dejado bien clara la diferencia. Usted considera literario aquello que yo considero poético: para mí, literaria puede ser Matrix, que te hace pensar como un cuento de Borges; literaria puede ser una película como Alien, que acelera el pulso de la misma manera que la lectura de Drácula; literaria puede ser Más extraño que la ficción, que tiene ese sabor agridulce de Niebla. Literaria es también la despedida de Hught Grant en Sentido y sensibilidad o la última imagen de Orson Welles en Campanadas a media noche. Literaria es, incluso, Star wars si pensamos en la Odisea.

 Otra cosa es que una película sea poética, pero ahí tampoco estamos de acuerdo: poesía es la imagen de El abominable doctor Phibes, el surrealismo de Matador o  la nostalgia de Big fish.  No sé, quizá me equivoque: no soy lectora habitual de poesía. Pero lo que sí sé es que el equilibrio perfecto entre palabra, imagen y sonido no hacen de una película poética. Ni literaria: Los fantásticos libros voladores de Mr. Morris Lessmore es un corto literario, y es mudo; El alucinante mundo de Norman recoge toda una tradición literaria, pero sólo nombra los cuentos folclóricos (y ya sabe usted que lo folclórico es pre-literario, no literario). Incluso, el silencio en esa película que a usted le gusta tanto —El cartero y Pablo Neruda— es, con diferencia, el elemento más literario de una película cuyo diálogo podría recogerse en una clase teórica sobre literatura. Creo, aunque puedo equivocarme, que no es necesario hablar de literatura para que una película sea literaria. Para mí, la película que más se acercaría a este adjetivo es El imaginario del Doctor Parnassus, pues siempre que la veo siento la misma necesidad de silencio, de tiempo para recoger los pedacitos de entendimiento que han saltado del alma con cada sugerencia de la historia, con cada embiste de la imagen.

¿Que qué es una película literaria? Pues mire, señora, no lo sé. Tampoco me lo pregunto demasiado: la literatura son palabras y el cine es un arte complejo, en el que se manejan tres lenguajes de los que la palabra es solo uno de ellos. Vería más útil preguntarse sobre qué es una película poética, y es posible que, en ese caso, se llegase a una conclusión. Tampoco lo sé: mi humilde ignorancia de alumna cuya opinión no vale —o quizá vale, pero, entre nosotros, la suya vale más que la mía—, la fe en su palabra de que en un grupo sólo es posible la validez de una opinión única sin posibilidad de discusión, me llevan a no pensarlo mucho, a no darle muchas vueltas. Total, al final, la única razón va a ser la suya, puesto que los alumnos no tenemos herramientas teóricas en las que basar nuestras opiniones y, como usted dice, darnos una serie de títulos bibliográficos es ponérnoslo demasiado fácil. No me gusta hablar sin saber, señora. Por eso prefiero callarme y decir que no lo sé, aunque así parezca tonta. Y, por supuesto, escribiré en mi ensayo lo que a usted le gusta oír, y no lo que yo pienso.

1 comentario:

  1. Toda una declaración de intenciones, querida Amparo. ¡Abolición de las mentes perversas y totalitaristas de la universidad! ¡Libertéeeeeee!
    Ahora en serio: plántale esta entrada tal cual, se va a cagáh la perra... Y dile de mi parte, para calmar su sed de saber, que se lea "El arte de la ficción" de David Lodge, capítulo 14, 'La presentación de los personajes'...
    Y si no, ya está, declarado: nos encantan las frikipajas mentales. No hay nada de malo en ello.

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