miércoles, 25 de enero de 2012
Realidades que superan la ficción: la República Independiente de Juegolandia
Por extraño que pareza, de vez en cuando a una le interesan cosas de la vida real. Sobre todo porque ontológicamente las considera más propias de un mundo ficcional que de aquel en el que vive: el asunto de Las Vegas madrileñas podría ser una carnaza jugosa tanto en una novela de ciencia ficción como en una de terror, ya que ambos géneros se caracterizan —cuando uno los lee con un poco de picardía— por poner en entredicho ciertos postulados ético-morales bajo la imagen de una figura poderosa totalitaria o amenazante del individuo.
Todo esto viene a que acabo de leer el 20 minutos y se me han revuelto las tripas. Si lo abren por la página 4, verán un estupendo cuadrito titulado “Lo que pide el magnate” que, bien redactado y recitado, podría ser el texto perfecto para el trailer de una película. Analicémoslo:
Urbanismo: cesión de suelo público, que se reubiquen los pisos protegidos del área, trasladar el vertedero de Valdemingómez, estaciones de AVE y Cercanías, y más carreteras.
Traducción: regaladnos todos los terrenos que nos vengan bien. Si hay edificios públicos, nosotros los tiramos y vosotros os buscáis las castañas para conseguir el parné necesario para reconstruirlos donde no nos molesten, independientemente de que hablemos de décadas de inversiones millonarias. Si hay gente que vive en alguno de esos sitios, además de echarles malamente a la calle, no nos importa un carajo si les realojáis o no, o si les dais una miseria por las casas en las que viven. Además, queremos que nos paguéis las vías de acceso a nuestro negocio.
Impuestos: que los premios tributen en el país del ganador, una bonificación del 95% del impuesto de transmisiones y diez años de exención del IBI.
Traducción: si un chino juega en España, las ganancias estatales se las lleva el chino a su país. Además, queremos que nos dobléis las ganancias que la empresa se queda con los impuestos, y que, durante la próxima década —que se dice pronto—, no nos pidáis ni un duro de impuestos. Lo que se gasta en Las Vegas, se queda en Las Vegas.
Trabajo: exención del pago a la Seguridad Social durante dos años, que se relaje el Estatuto de los Trabajadores y más concesión de permisos para los extranjeros.
Traducción: como sois un país del Tercer Mundo, vamos a tratar a vuestros trabajadores como a tales, en un régimen prácticamente de esclavitud. Por supuesto, eso incluye condiciones laborales y salariales, pero también esa tontería vuestra de la Seguridad Social, que a nosotros ni nos va ni nos viene; el trabajador no es más que una pieza orgánica en mi máquina de hacer dinero, y como pieza, no merece ningún tipo de valoración humana —aquí entraría el tema zombies, que lo sepáis—. Y, por supuesto, ya que vosotros os creéis demasiado para mis condiciones, quiero que dejéis vía libre de acceso a todo aquel desesperado que esté dispuesto a aceptarlas, sin importarme un comino el impacto que esa afluencia pueda tener en vuestra primitiva forma de vida.
Juego: eliminar la prohibición de jugar a crédito, solo identificar al cliente cuando cambie fichas por más de 2.000€, permitir que ludópatas entren a casinos y quitar el veto de fumar.
Traducción: vamos a sangraros hasta que tengáis que vender los riñones, los pulmones y hasta el corazón, porque nuestros clientes no son más que medios de transporte de ese preciado material que se encuentra en las tarjetas de crédito, y nuestro único interés es conseguirlo. Como el fin justifica los medios, en ningún momento nos opondremos a los suicidios por la causa de aquellos más dispuestos a vaciar sus bolsillos, sin importarnos las repercusiones que estos sacrificios puedan tener en su patética vida y familia. Por supuesto, tampoco vamos a poner ningún tipo de cortapisa en cuanto al origen de ese dinero: que quien nos lo da lo haya conseguido de forma lega o ilegal, eso es problema vuestro, no nuestro. Y, además, si vuestras leyes frenan de alguna manera el disfrute de estos espacios, vais a tener que cambiarlas para mí: nos da lo mismo cómo llevéis las cosas fuera de este espacio, pero si para fumar la gente interrumpe su juego, no vamos a permitir que pequeñeces como ésa puedan dificultar nuestro negocio.
Dicho esto, lo que más sorprende del asunto es que las dos reinonas esas que controlan el cotarro madrileño estén más que dispuestas a firmar con sangre. ¿El retablo de las maravillas? ¿Fausto? ¿Drácula? ¿Un mundo feliz? Las referencias literarias y cinematográficas relacionadas a este panorama me ponen los pelos de punta. Sé que debería haber esperado al desenlace de la historia, pero algo me dice que no va a ser un happy ending y mi indignación por el mero hecho de que algo que debiera ser ficción sea tan real me lo ha impedido. De todas maneras, recordemos que nuestro país no se caracteriza mucho por aprender de los errores y verle las orejas al lobo, ni nuestros gobernantes por su inteligencia. Aquí, sí es oro todo lo que reluce —hasta que se demuestra lo contrario y nos comemos el marrón los de abajo, claro.
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Estas son las condiciones que se han hecho públicas. ¡ Imagínate las que no!
ResponderEliminarCuando un país ( o lo que queda de él) esta en manos de unos sinvergüenzas ( sean del partido que sean) durante tantos años ya casi nada nos escandaliza. Pero esta vez lo han conseguido. Habría que preguntar a la especialista en fruta que dirige el ayuntamiento donde queda su estricto sentido de la ética que tanto exhibe cuando de otros temas se trata.
¿Admites náufragos en tu mundo ?
Ya, por eso se merecía una entrada: una cosa es que estemos acostumbrados, y otra que rocen el surrealismo y la absurdidad con tanta desfachatez. Sentido de la vergüeza, poco.
EliminarY sí, se admiten náufragos, pero con ducha de Leteo: por aquí procuramos evitar las noticias, que por lo general nos dan úlcera de estómago :P